Hablando de puntualidad

El tema de la puntualidad nunca ha sido exactamente mi fuerte, pero no me ha quedado de otra que irme acostumbrando y con cada nueva experiencia seguir aprendiendo.

El mexicano tiene fama de ser impuntual, ya sabes que si hay una reunión con los amigos a las 6 el primero va a llegar a las 7 y si te dice que acaba de salir de su casa lo más seguro es que apenas se esté preparando (en el mejor de los casos), yo la verdad no soy la excepción y en Alemania me topé con pared.

Los alemanes por su lado tienen fama de ser puntuales y esto es absolutamente cierto, están acostumbrados a respetar horarios para cualquier cosa y lo consideran como un asunto de respeto, aunque es aún más importante en el área laboral y de negocios, lo expanden a su vida privada ya que es una forma de mostrar que valoran el tiempo de las demás personas.

Y teniendo todo esto como referencia ya se podrán imaginar los problemas por los que pasé, yo nunca fui muy impuntual porque mis papás odiaban eso pero tendía a correr por la casa, salir en el último segundo y llegar sin aliento, mi problema fue cuando empecé a salir con un alemán.

Bueno resulta que me encontré con un alemán que no sólo es puntual…sino que siempre llega o está listo antes de tiempo y toda su familia es así, entonces ya se imaginarán que si había una cita para ir a comer a las 5 toda su familia estaba lista a las 4:45 a más tardar (lo que a mí la verdad no me pasa muy seguido), esto me forzó a cambiar mis costumbres y hábitos, de alguna manera ambos tuvimos que poner un punto medio yo siendo más puntual y él ampliando su tolerancias, claro que cuando es con la familia completa no me queda de otra que ser yo la que se tiene que adaptar.

Esta situación personal me ayudó a irme acoplando poco a poco y generarme nuevos hábitos, así que cuando llegue aquí y me enfrente con situaciones similares a nivel profesional yo ya venía con la práctica, ya que en mi experiencia, en las empresas las juntas empiezan puntuales (bueno casi siempre).

En el ámbito privado creo que es donde me ha costado aún más trabajo, para las fiestas, eventos o reuniones aplica también así que nada de que llegar temprano es de mala educación o está mal visto como a veces pasa en México, aquí hay que llegar a tiempo ya que en muchas ocasiones planean actividades o tienen un plan específico para el evento y dan por hecho que los invitados van a llegar a la hora.

Una cosa muy graciosa (¿o triste?) que le pasó en México a mi ahora esposo, es que lo invitaron a una boda de un mexicano con una inglesa, pero le aclararon que no llegará a la hora de la invitación sino una hora después, ya que la hora impresa estaba planeada para que los buenos mexicanos alcanzáramos a llegar “en tiempo” a la ceremonia, pero tuvieron que explicarles a los extranjeros porque para ellos era una hora más tarde ¿?.

Y como una gran ironía a la gran puntualidad alemana, llega su sistema de trenes.

Todos los medios de transporte funcionan aquí como reloj…excepto los trenes y es aún peor si son los trenes rápidos que recorren largas distancias, a veces he llegado a pensar que es mi suerte pero el gran número de quejas de los pasajeros me ha terminado convenciendo de que no es así.